Las luces que adornan nuestros pueblos y ciudades nos recuerdan que Navidad es la fiesta de la luz, "la luz brilla en las tinieblas" entre tanta oscuridad de sufrimientos y tragedias que hemos vivido este año. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz», dice el profeta (Isaías 9,1), luz que nos hace ver que es posible el amor, que es posible un mundo mejor, lleno de paz (salom), de salud. Después de la lotería del gordo, al día siguiente nos decimos algo que este año tiene especial relevancia: "no pasa nada si no nos tocó la lotería: ¡mientras haya salud!"… palabra que expresa no sólo la salud corporal sino que significa también para el alma la "salus", la salvación, la confianza y fraternidad que disipen tantos miedos y carencias. Es la esperanza en medio de tanto sufrimiento, el amor de una madre que da de mamar al hijo viviendo solo en el instante de amor, donde todo el espacio y el tiempo se unen en ese momento mágico que vence el competir con el compartir, el obtener con el darse, donde entendemos que el poder más grande es el del amor.
Feliz Navidad!
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