El nuevo paradigma científico mostrado por la física cuántica ha dado lugar a un modo nuevo de comportarse del hombre con respecto a todo lo creado... la ciencia ha dejado de ser mecanicista y se ha abierto a la espiritualidad...
viernes, 25 de diciembre de 2020
Feliz Navidad!
lunes, 14 de diciembre de 2020
Encuentro navideño con el foro de ecología y espiritualidad
Agradeceremos que le demos difusión!!
domingo, 13 de diciembre de 2020
Video de TV Mindalia, de Nieves sobre cómo afrontar los cambios que no aceptamos
El video de Nieves sobre cómo afrontar los cambios que no aceptamos: https://youtu.be/0PDAc-Eg80U
Cómo afrontar los cambios que no aceptamos, por Nieves Acosta y Llucià Pou
Los cambios son parte de la vida, de las empresas, de las familias, de los amigos... y pueden ser factor de crecimiento tanto si son positivos como negativos (crisis es oportunidad), tanto si son por el llamado azar (no hay casualidad, sino causalidad, todos somos correspondientes con lo que nos llega) como si es por nuestra mal llamada "culpa" (el error es parte del aprendizaje, si no fallamos ayer no seríamos hoy lo que somos, en proceso de evolución).
¿Aceptación o resignación? Resignación es consecuencia de la falta de comprensión, la aceptación es consecuencia de comprender, y lleva a la paz.
Leí algo de los 7 pasos que necesitas para aceptar los cambios y no morir en el intento. Los aprovecho como plantilla para re-escribirlos:
- Aceptar: Aceptar no siempre resulta ser una tarea fácil porque queremos algo y cuando nos llega lo contrario, nos contraría. Pero si comprendemos mejor, a base de tener información para ampliar nuestro contexto, lo veremos todo con otros ojos, como parte de un proceso donde lo mejor siempre está por llegar, y "eso" es necesario en ese proceso. ´´Cuando aceptamos estamos dispuestos a dar todo por el todo para adaptarnos a los cambios que nos trae la vida´´
- Paciencia: Palabra dulce como esta que no siempre sabemos aplicar en nuestras vidas. Pa-ciencia es "ciencia" de la "paz".
- Habla: Necesitamos hablar, compartir, sentirnos en compañía, formar comunidad. Tanto para expresar nuestra euforia como para desahogarnos.
- El lado positivo: Es algo mágico, herramienta que ha de ir acompañada de una comprensión de "por qué" aquello es positivo: de fiarnos de que es parte de un proceso positivo al menos. "Cuando hay un por qué, es muy fácil el cómo" hacer las cosas (Viktor Frankl, Nietzsche).
- Aprendizaje: Somos unos aprendices en este mundo, la vida es aprender. Las cosas que nos pasan en esta vida siempre nos traen una lección de aprendizaje, si miramos atrás iremos aprendiendo esta lección.
- Comprender que nada es permanente: no podemos instalarnos en nuestra zona de confort. No controlamos nada, esto lo hemos aprendido en este tiempo de coronavirus: se nos va un ser querido en un momento, alguien que triunfaba y "controlaba todo" desaparece. Aprendamos a vivir el presente, y prever sin pre-ocuparnos. Sin angustias, sin miedos. Agradeciendo el sol de cada día, el agua y el alimento y sobre todo el amor y la amistad, un buen libro para leer y alguien con quien conversar. Un buen proyecto para desarrollar... sin que nos importe tanto el dinero y la condición social.
- Acaricia las cosas nuevas: salir de la zona de confort es arriesgarse. Alzar un pie para andar es tener la posibilidad de caer. La prudencia no es miedo.
¿Sé aceptar los cambios? ¿Con qué actitud, los acepto o me resigno a ellos?
¿Tengo mucho camino por delante? Mejor, cuanto más camino más podré disfrutar, pues importa disfrutar el camino con buena compañía si puede ser. Saludos.
lunes, 7 de diciembre de 2020
Invitación a una nueva charla en Zoom con Gonzalo Rodriguez-Fraile
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martes, 1 de diciembre de 2020
Congreso del día 3 de diciembre online y participación de Gonzalo
En https://youtu.be/R1rVV-H2EcI puedes ver su intervención del congreso del año pasado, presencial en Sevilla.
martes, 24 de noviembre de 2020
sábado, 14 de noviembre de 2020
🔴 Mindalia Plus - Más allá de Mindalia Televisión acaba de estrenar Felicidad y gestión emocional en el trabajo: vivir el momento presente, por Lluciá Pou
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viernes, 13 de noviembre de 2020
Reflexiones sobre el amor en este momento de crisis
lunes, 9 de noviembre de 2020
viernes, 6 de noviembre de 2020
Quien ha robado mi queso
Sobre la situación actual, cómo gestionar la crisis
Recojo algunas preguntas que me hicieron en una entrevista, puedo adjuntar videos sobre estos temas, si interesa me dices. Saludos!
-Como teólogo, ¿cree que el cristianismo está viviendo un repunte gracias al coronavirus?
-Imagino que sí, pero no por lo que dicen muchos de que sea algo venido del cielo para castigar o cambiar el mundo. Todavía nos queda mucho por aprender: pienso que hemos de huir de pensar que Dios ha mandado esta pandemia para que mejoremos. Hemos vivido una época del tener, un estado del bienestar, y hemos de pasar a priorizar el ser más que el tener, el bien-ser más que bien-estar. En definitiva, se trata de una alquimia del pensamiento, despolarizándonos de esas cosas materiales que hemos dicho y, si limpiamos todo eso que nos quita la paz, encontramos lo que Dios quiere: que tengamos paz. "Yo tengo pensamientos de paz y no de aflicción", señala el profeta Jeremías. Todo lo que desasosiega y llena de inquietud no viene de Dios. Todo miedo no viene de Dios, sea miedo al pecado o castigo o cualquier demonio. Como dice el Evangelista Juan: "El amor echa fuera al temor" y "el que tiene miedo no es aún perfecto en el amor". Por tanto, si ese repuntar religioso es amoroso y libre, será auténtico.
-Entonces, ¿por qué existe esa creencia de que la religión se aprovecha del miedo de la gente?
-Ese miedo que aparece en nuestros días no es de Dios. La falta de paz no es la auténtica religión, sino al revés: Jesús dirá: "La paz sea con vosotros, no tengáis miedo". Es falsa una interpretación religiosa que llena de miedo, que impide la paz. "Bienaventurados los que llevan paz, los constructores de paz (pacíficos), porque serán llamados hijos de Dios".
-¿Aceptar la crisis lleva a comprender su conveniencia para el desarrollo personal y colectivo, así como vislumbrar los muchos bienes que de ella pueden derivarse a corto, medio y largo plazo para la humanidad?
-Dios no quiere el mal, sino que, de ese mal que por motivos misteriosos permite, para no quitarnos la libertad, o dejando que la naturaleza actúe… de todo mal saca un bien mejor, por caminos que no conocemos. ¿Por qué el mal? ¿Por qué tanta muerte y devastación? ¿Cómo es posible que Dios permita todo esto? Y si es bueno, ¿cómo cuida de los hombres? Si es omnipotente ¿por qué no hace algo? Estas preguntas filosóficas son las que he oído estos días, las que se han hecho desde un niño de 10 años hasta personas de más edad: ¿qué providencia permite los desastres?
Esta es la gran pregunta. Hay dos soluciones ante esta pregunta: o todo es absurdo o la vida es un misterio. Pero acogernos al misterio no significa dejar de pensar. No. También ahí se me presentan dos opciones: Dios es malo porque yo no entiendo cómo permitiría esto, o bien Dios es bueno y sabio, pero yo no entiendo de qué va la cosa. Es como aquella historia de un aprendiz de monje que, al entrar en el convento, le encargaron colaborar en tejer un tapiz. Al cabo de varios días, dijo de golpe: «No aguanto más, esto es insoportable, trabajar con un hilo amarillo tejiendo en una maraña de nudos, sin belleza alguna, ni ver nada. ¡Me voy!». El maestro de novicios le dijo: «Ten paciencia, porque ves las cosas por el lado que se trabaja, donde están los patrones con los nudos… pero sólo se ve tu trabajo por el otro lado», y le llevó al otro lado de la gran estructura del andamio, y se quedó boquiabierto. Al mirar el tapiz contempló una escena bellísima: el nacimiento de Jesús, con la Virgen y el Santo Patriarca, con los pastores y los ángeles… y el hilo de oro que él había tejido, en una parte muy delicada del tapiz: la corona del niño Jesús. Y entendió que formamos parte de un designio divino, el tapiz de la historia, que se va tejiendo sin que veamos nunca por completo lo que significa, su lugar en el proyecto divino. No lo veremos totalmente hasta que pasemos al otro lado, cuando muramos en esta vida y pasemos a la otra.
-¿Cuál sería el papel de Dios en todo esto?
-Los judíos y cristianos, al ver los desastres humanos y naturales en la historia, han creído en que aquello tenía un sentido escondido; la confianza en Dios ha pasado por encima del diluvio, y la destrucción de Sodoma y Gomorra, etc. Él es siempre refugio y fortaleza, como dicen los salmos: «Por ello, no tememos aunque tiembla la tierra o se derrumban los montes en el mar, aunque bramen las olas y tiemblen los montes con su fuerza. El Señor… está con nosotros». No somos los cristianos insensibles al sufrimiento, pero no aceptamos que sea absurdo, pensamos que tiene un sentido escondido. De hecho, Jesús no vino a quitar el sufrimiento, sino a llenarlo de contenido, al dejarse clavar en la cruz. Y enseñó incluso que los que lloran son bienaventurados porque serán consolados. De manera que el mal es un problema difícil de resolver, pero ante él toda la tradición cristiana es una respuesta de afirmación de que donde la cabeza no entiende, el amor encuentra un sentido escondido cuando se ve con la fe que Dios no quiere el mal, pero deja que los acontecimientos fluyan, procurando en su providencia que todo concurra hacia el bien: todo es para bien, para los que aman a Dios. Aunque vemos defectos como los virus o el cáncer, el mundo avanza hacia una perfección. Está claro que esta pandemia no es un acto de Dios, porque no ha sido Dios quien ha provocado este desastre.
-¿Para qué sirve el sufrimiento?
-San Juan de la Cruz decía: "Quien supiere morir a todo, tendrá vida en todo". Es decir, si sabemos estar por encima de todo ese movimiento actual, donde todo se tambalea (una caída del PIB enorme, una tasa de paro inmensa, una caída del trabajo en B descomunal…) encontramos esa paz donde el místico castellano, a pesar de estar encerrado en una mazmorra por sus correligionarios, sin nada para poder escribir, compuso la poesía más alta de la mística castellana. Esa es la paz interior que hemos de conquistar.
-¿Por qué tiramos de Dios solo cuando no hay otra alternativa?
-Pienso que la tradición cultural, y sobre todo la conciencia interior, hace que nos acordemos de Dios cuando hay más necesidad. Conocí un día a un ejecutivo que dirigía una empresa. Me contó que agradecía a Dios un favor, su curación del cuerpo y alma. Tuvo un peligroso cáncer de huesos en la pierna, que le impidió seguir trabajando, pensó que moriría, e ingresó en un hospital especializado en este tipo de terapia. Allí una enfermera fue para él un ángel, le ayudó a llevar la enfermedad, y comenzó a ser feliz, cosa que no era en medio de la abundancia en la que vivía antes. Aceptaba la voluntad de Dios fuera cual fuera. Pudo volver a vivir vida normal, con su familia, su trabajo, sus amigos, pero de un modo nuevo, viendo todo como un don, la vida como una gracia, una ocasión de ayudar a los demás. Meses más tarde, se planteaba una cuestión curiosa. Metido otra vez en el mundo laboral, vino a pensar que envidiaba la felicidad de aquellos meses en el hospital, cuando a través del sufrimiento encontró a Jesús. El ajetreo del mundo parecía libertad, pero en realidad lo esclavizaba, la auténtica libertad la descubrió junto al dolor, que le hizo profundizar en un sentido de vivir más auténtico. Gran paradoja. Y recuerdo muchos más episodios como el citado. Para muchos, es tiempo de aprovechar como un retiro espiritual este tiempo de pandemia para crecer para dentro y encontrar la paz y a Dios en nuestro interior.
Esto me lo digo a mí mismo también, porque pienso que se me pasa ese tiempo de retiro y podría haberlo aprovechado mucho más: en meditación, en ayuda a los demás, en crecer para dentro, en experiencia de ese Dios escondido dentro de mi corazón…
-¿Cómo se pueden desarrollar las potencialidades humanas desde un punto de vista humanista cuando miramos al exterior y solo vemos injusticias, egoísmo y maldad? ¿Cómo tener paz en medio de todo esto?
-Yo diría que, una vez conquistada la paz, desarrollamos todas las potencialidades. Dicen que la parte del cerebro que desarrolla la solución de los problemas está en la zona occipital, y que funciona bien cuando no está bajo presión. Cuando algo nos agobia, no solucionamos aquello. Por eso dice la sabiduría popular: "Consúltalo con la almohada". Y nos despertamos en medio de la noche con la solución a aquel problema.
La paz interior es fruto de esa paciencia, ciencia de la paz… y no depende de nada exterior, sino que es un trabajo que hacemos en nuestro ser interior. Todos queremos estar bien, tener una armonía vital donde todo esté en su sitio, y parece que dentro de nosotros tenemos dos lobos a los que alimentar, uno bueno, otro caótico, y según el que alimentamos ese es más fuerte y estamos bien o mal. Supuestas las necesidades básicas de tener algo para alimentarnos, todo lo demás está en nuestro interior.
La paz viene de aceptarme como soy, aceptar la realidad, a los demás, a todo lo del universo. Pero no es un decir esto es lo que hay en plan pesimista, sino algo abierto a un futuro que promete, sin victimismo ni descontento, es algo lleno de esperanza. La paz es "tranquilidad en el orden" (San Agustín). Es una conquista interior, una armonía vital que unifica todos los aspectos dándoles un sentido en el amor, fuerza unitiva que da sentido a todo. Y dice también que aquellos que buscan su fama y el poder, están enfermos, puesto que al ser incapaces de obras buenas tampoco son felices. Esto nos puede ayudar a reflexionar sobre actuaciones de determinados gobernantes: son ignorantes, yo diría mediocres…
La paz es necesaria para un trabajo bien hecho, para la creatividad, el estudio y la contemplación. Es la meta del budismo (nirvana) en el aquietamiento y desasimiento de todo lo caduco. En el siglo XX el movimiento de salud mental propuso la paz interior como condición capital del desarrollo humano, y la ansiedad y angustia fueron catalogados como el gran mal de nuestro tiempo. Pero la paz interior no se consigue con pastillas. Ni absolutizando un aspecto de la vida como puede ser el deporte o la práctica religiosa o del yoga. No la tenemos consiguiendo triunfos o metas exteriores que nos propongamos. Pues al conquistar esas metas decimos: "La vida, ¿sólo es eso?". Y viene algo parecido a una depresión. La paz viene de una comprensión profunda de la realidad, de que todo lo que pasa es lo que conviene para nuestro crecimiento pues esto es un colegio de almas que han de aprender unas lecciones.
Cuántas veces vemos a alguien con calma interior, con ausencia de conflictos, sin ansiedad ni agitación, entonces decimos: "Esa es una persona de paz, se nota que está libre de inquietudes y remordimientos". Puede estar en el ojo de un huracán meditando tranquilamente y con la serenidad para poder intervenir donde haga falta. Y su acción es eficaz, porque tiene aquietado el cuerpo emocional.
¿Cómo sé si tengo paz? Si estoy alegre, pues el gozo es su consecuencia. Se logra cuando desaparece cualquier conflicto interior, cuando se trasciende el ego. No viene de la lucha contra el mal sino de dejar que fluya todo, de hacer un proceso interior y hacer lo que podamos. No es cierta la casualidad, sino que hay siempre una cierta causalidad, y a través de lo que pasa nos dejamos conquistar por una ley (de Dios, para algunos; del Universo, para otros) donde nos desarrollamos sabiendo que lo mejor está por llegar. El que tiene paz es consciente de que todo está bien porque viene de arriba, y todo es perfecto y correspondiente con mi aprendizaje, para que eso sea lo que los orientales llaman karma, una tarea que hay que hacer y que una vez cumplida nos transforma. Algo parecido a como el gusano en la crisálida se transforma en mariposa, así crecemos en sabiduría para forjar y descubrir nuestra misión, lo que constituirá nuestro legado.
Toda resignación desaparece y ya deja paso a una aceptación: "Me parece que el secreto de la vida consiste simplemente en aceptarla tal cual es" (San Juan de la Cruz). Y para eso hace falta una comprensión. Es no tener reactividad con los demás, sino que somos asertivos. La paz va unida a la felicidad. Y el sufrimiento se vuelve mucho más tenue con esa comprensión, pues el alma profunda no sufre ya, lo que sufre es la mente o las emociones. Es un nivel elevado de consciencia donde se ven las cosas con serenidad, sin el miedo que lleva a la competitividad, a querer controlar a los demás. El competir se transforma en compartir, y se vive un amor que se despliega en un espíritu de servicio a los demás, incluso a los que se llaman nuestros enemigos. Ya no se juzga, se discierne. El perdón es profundo.
Ya no hay agenda propia, no queremos controlar la vida ni ansiamos seguridades, podemos salir de nuestra zona de confort, para explorar nuevos campos (recuerdo que de eso habla el libro breve, casi el cuento de Quién ha robado mi queso). Nos fiamos de lo que llegue como venido de arriba y no deseamos hacer nuestra voluntad sino dejar fluir esa aventura de la vida que es aprendizaje.
La paz interior viene de este estado de aceptación, donde la reconciliación con uno mismo y los demás. También al mirar tanto aprovechado, tanto político corrupto vemos en ellos su ignorancia, vemos que todo eso es expresión de que cada uno está en su momento evolutivo, desde la ignorancia a la sabiduría. Y nos fijamos, sobre todo, en tanta gente maravillosa que hace que este mundo sea un sitio donde vale la pena vivir.
La información correcta, unida a un entrenamiento adecuado, y cuidarnos para tener una energía vital óptima, todo ello nos da esa paz interior. Puedo entrenarme con meditación o yoga, que desarrollan ese entrenamiento, aumentan nuestra energía vital, pero si no tengo información, si no tengo virtudes como amabilidad (facilidad para hacer el bien), se cae todo, me enfado y se me ve la falta de consciencia, seré un farsante.
Y como consecuencia de todo este mundo interior, aflora como en el iceberg unos resultados externos: recursos adecuados, buenas relaciones, buena salud y flexibilidad, que es adaptación al medio. Todas esas potencialidades que tenemos dentro. A esas personas se les dice: "Yo voy contigo al fin del mundo", porque transparentan algo divino. Son personas que saben responder a una agresión con una sonrisa. Que lideran los cambios, como Buda, Gandhi o Teresa de Calculta. Y eso se consigue con ese entrenamiento. Podemos elegir qué actitud tener entre el menú del día: si alegrar el día a los demás o estar enfadado; estar energizado, o bien amargado y desmotivado; si estar cariñoso, o ser un muermo; con vitalidad, o pasando de todo; si auxiliador o amorfo; si creativo o aburrido…
–¿Por qué hay tanta gente que prefiere estar desinformada antes que bien informado sobre la pandemia?
-Pienso que usted lo sabrá mejor, porque está en un periodismo de primera línea y toca el tema cada día. Por lo que yo veo, el espíritu humano prefiere muchas veces hacer como el avestruz, que esconde la cabeza y piensa que al no ver el problema este desaparece. Recuerdo un paciente que no quiso ir a revisarse unos dolores por miedo a que fuera algo serio, y cuando se dieron cuenta ya el cáncer estaba demasiado propagado para poder hacer nada. La información es importante para poder tomar las medidas. Es la virtud de la prudencia, que nos lleva a poner los medios, sin miedo porque tenemos esa aceptación.
La pandemia ha provocado también interpretaciones delirantes, desenfocadas. Ha provocado miedo, angustia. Hemos de tener prudencia, pero no miedo. Hemos de cuidar las reglamentaciones que nos ayudan a que no haya transmisión, mantener esas medidas, pero sin emociones negativas que solo restan energías y no aportan nada. Precisamente, la paz interior ayuda a la inmunidad de nuestro organismo y que, al estar más fuertes, no seamos propensos a padecer esa enfermedad.
Sí, el exceso de información es malo porque provoca angustia, y precisamente se consigue el efecto contrario: bajar las defensas y estar más propenso a la enfermedad.
Y por último, el negacionismo de la Covid-19 es una creencia falsa en una sociedad que propaga ideas sectarias, y algunos sostienen que no existe esa pandemia. Miguel Bosé es la figura más visible de esta corriente en España, dice que la pandemia ha sido "la gran mentira de los gobiernos".
Sobre el origen y posibles causas de ese virus, algunos promueven teorías conspiratorias, sobre un gobierno mundial que lo ha provocado, poniendo entre otras personalidades supuestamente causantes a Bill Gates. Algunos sostienen que el virus fue creado en laboratorios con la complicidad de gobiernos como China y EEUU.
Otros dicen que el virus se escapó de uno de esos laboratorios de Wuhan. No falta quien señala a China como la promotora de una Guerra Mundial, pues mientras que los demás tienen una gran depresión en la economía, ellos pueden aprovecharse y crecer mucho en poderío. Donald Trump echa la culpa del virus a China.
miércoles, 21 de octubre de 2020
Encuentro de mañana jueves a las 19.00
jueves, 15 de octubre de 2020
Recordatorio al encuentro de esta tarde a las 19.00
Te esperamos!
(Si tienes problema porque no usas el navegador Chrome o tienes problemas con el móvil o la tablet te recordamos como hacer para descargar el programa)
martes, 13 de octubre de 2020
Invitación al encuentro del próximo jueves 15 de octubre
Fwd: Recordatorio: una nueva charla en Zoom con Gonzalo Rodriguez-Fraile
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domingo, 11 de octubre de 2020
El sentido de la dificultad y el equilibrio interior (2)
viernes, 9 de octubre de 2020
El sentido de la dificultad y el equilibrio interior
El equilibrio en la vida
miércoles, 7 de octubre de 2020
Te invitamos al Encuentro-taller de mañana a las 19.00
Como el último encuentro, será un Coloquio, y presentarán el tema Nieves y Llucià.
El enlace para entrar en la Reunión virtual: https://meet.mettania.org/conscienciaonline
Te esperamos!
jueves, 1 de octubre de 2020
Próximo jueves, encuentro-taller sobre gestión consciente de la pandemia (sigue)
El jueves que viene podría hablar Nieves sobre "felicidad en estos tiempos de pandemia".
Paso un texto mío con alguna de las ideas que salieron el jueves pasado, para preparar el encuentro de la semana que viene.
Saludos!
La vida es una aventura estupenda donde hay etapas que vamos construyendo. Pienso que nos toca construir un sentido de nuestra vida, lo que llaman legado, lo que dejaremos a los demás. Y lo mejor que pueden decir de nosotros es que hemos sido buenas personas, que hemos pasado haciendo el bien. Eso es lo que deseo en las distintas etapas de mi vida. Por supuesto, lo mejor de esas etapas de la vida son los amigos de verdad…
Pienso que la vida es dejarse llevar por la mano de Jesús, que está siempre a nuestro lado, y dentro de nosotros en su Espíritu, guiándonos. Es como si fuera una ginkana, y aparecen las personas oportunas en el momento oportuno, todo nos va llevando como con facilidad hacia ese destino que se forja día a día, esa historia que construimos juntos, Él y nosotros. Nuestra libertad se mezcla con la suya. Todo sirve para nuestro bien. Al final, todo es gracia. Dios es Señor de la historia. Y Dios ya está aquí.
-Estamos pasando el peor periodo como sociedad desde la Guerra Civil. ¿Cuál sería la fórmula para ser optimista y no venirse abajo ante tanta ignominia?
-Necesitamos buscar la verdad, pero no es una tarea fácil. Nadie posee por completo la verdad, más bien hemos de dejarnos poseer por ella, como decía Machado: "¿Tu verdad? No, la Verdad, / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela". Los dogmatismos en política o religión no ayudan, como vimos en la Guerra Civil. También ahora la política adolece de esas confrontaciones inútiles. Ahora, estamos también en guerra.
Pero como preguntas, ¿qué hacer con tanta ignominia?, ¿qué hacer cuando perdemos la confianza en los políticos, que nos mienten, ocultan datos, etc.?, ¿cómo afrontar el virus, que ha supuesto mucho dolor, mucho sufrimiento? Todo esto puede hundirnos, pero también puede ayudarnos al crecimiento interior. Pienso que todo esto nos invita a vivir conscientemente, despertar de un sueño que era falso, como seguía diciendo Machado: "Si vivir es bueno, / es mejor soñar, / y mejor que todo, / madre, despertar". Despertar la consciencia, vivir conscientemente, salir de esa manera superficial que se nos invitaba, como recordaba Aldoux Huxley en su novela Un mundo feliz donde el soma anestesiaba a la gente sin dejarle pensar.
«Eliminar toda dificultad conlleva estancarse en una inmadurez, no estar preparado para la lucha por la vida. Cuanto más se crece es ante los retos»
-¿Cómo salimos entonces de la crisis (de valores, de afecto, de salud…) en la era del coronavirus?
-Esta crisis puede hacernos sufrir, y cuando sufrimos, absolutizamos un aspecto de la vida: el dolor, esta realidad distorsionante que indica un mal, unos límites… Siempre que podemos lo quitamos. Si no, seríamos masoquistas. Pero ante el dolor inevitable, necesario, es interesante descubrir un sentido positivo, tomar distancia del momento en el que lo único que se puede es padecer o com-padecer, y entrar en la visión de conjunto que compone el cuadro de la creación y de la historia: vemos que los que han superado las dificultades han sobrevivido y progresado. Así, a lo largo de la historia, quienes tuvieron dificultades y lucharon por superarlas, han evolucionado: en el Antiguo Egipto, aprovecharon el agua del Nilo como un bien escaso (la mayor parte de los meses del año había agua para la agricultura) y se esforzaron en construir graneros, y pudieron crecer y crear una civilización floreciente. Por el contrario, los que ante un proceso de desertización fueron a buscar agua a otros lugares más habitables, se quedaron en su rudimentario modo de vivir, esos otros pueblos africanos no han vivido casi ningún progreso. La adaptación excesiva al ambiente impide el desarrollo y conlleva el peligro de sucumbir ante un cambio brusco de éste. De la misma forma, eliminar toda dificultad conlleva estancarse en una inmadurez, no estar preparado para la lucha por la vida. Cuanto más se crece es ante los retos.
–Entonces, una dosis de dolor no muy alta podría ser incluso positiva…
Unamuno decía que esa lucha por la vida causa dolor, pero que eso nos da "sustancia de la vida" y es "la raíz de la personalidad, sólo sufriendo se es persona"… El dolor es camino del desarrollo de la consciencia y es por él como los seres vivos llegan a tener conciencia de sí.
Uno de los casos más paradigmáticos lo vemos en el personaje de Leo Tolstoi en Guerra y paz: Pierre Besochov. Sus cambios internos son sorprendentes: antes era tenido por un hombre bueno, pero no feliz. Y la gente se mantenía distante de él. Luego de esa catarsis del sufrimiento, emanaba de su boca una sonrisa llena de la alegría de vivir. Había compenetración con los demás, y los demás se le acercaban. Antes iba a lo suyo, hablaba sin escuchar, ahora "podía de tal modo escuchar a los demás que uno le abría los secretos más recónditos". Y la princesa Catarina antes le presentaba hostilidad, ahora "sentía que él había penetrado en lo profundo de su alma", estaba chiflada por él por su cambio de carácter. En su caso, fueron las penalidades de la guerra las que causaron ese cambio en él.
En nuestra cultura de la imagen, pensemos que más que las apariencias, lo mejor es hacer ese cambio del corazón, y el dicho popular no hay mal que por bien no venga nos sugiere que todo crecimiento, también toda creatividad artística o de cualquier otro tipo, pasa por el silencio y el dolor. A Alexander Solzhenitsin le preguntaron por su cautiverio en Siberia: "¿Años perdidos?" y respondió: "No, en realidad no perdidos… quizá aquellos años fueron necesarios… el dolor es esencial para nuestro progreso espiritual y para nuestro perfeccionamiento interior". El sufrimiento viene repartido a la humanidad y a cada hombre, en una cantidad suficiente, para que el hombre pueda sacar utilidad de él, si lo sabe usar en su crecimiento interior.
Pero no todos progresan, algunos se hunden, ese crecimiento tiene que ser conquistado con esfuerzo de autocreación, en una actitud adecuada.
Como me decía un amigo, las grandes crisis ponen la maquinaria humana a su máximo rendimiento, pues a cada persona se le exige dar lo mejor de sí misma. Sin una crisis social profunda, ni Gandhi, ni Martin Luther King, ni Nelson Mandela, ni la Madre Teresa de Calcuta, ni Óscar Romero se habrían convertido en auténticos campeones de los derechos humanos.
-¿Por qué hay tanta gente resignada a la pandemia?
Ante la pandemia de la Covid-19, la resignación no es la postura correcta sino que tiene que haber una comprensión más profunda, para que haya aceptación, con todo su dramatismo y con todas sus consecuencias. Mientras que resignarse es una postura pasiva ("¡Qué le vamos a hacer!") o indiferente ("Paso de pensar en todo eso"), aceptar es fruto de una comprensión. ¿Qué hay que comprender? Que todo pasa por algo, y aunque sea malo, de ahí saldrá un bien (pienso que sólo con una visión religiosa esto tiene una connotación plena).
Una vez aceptamos que esto es lo que hay, viene una actitud de ver como hacemos para torear ese toro. En China la palabra crisis tiene dos ideogramas que significan dificultad-oportunidad. Por ejemplo, el trabajo está cambiando y más que repetir lo que hacemos, podemos reciclarnos, formarnos para esas nuevas formas laborales, pues dicen que el 60% de las empresas de los próximos 30 años aún no existen. Antes de la era informática, oíamos hablar de industrias importantes como la General Motors por citar un ejemplo. Todas esas empresas ya no figuran en el ranking de las principales, sino que ahora son Apple, Microsoft, Amazon, Google, etc. Podemos aprovechar la crisis como oportunidad. Puede incitarnos a buscar modos más coherentes con el desarrollo de los pueblos y de la humanidad.
-Habría que rechazar el victimismo para sumar, ¿no es así?
Así es. Si sabemos que todo depende de nuestro interior, de cómo interpretamos lo
que pasa, ya no habrá en nosotros queja o victimismo, hándicaps que generan mucho desgaste emocional y paralizan la creatividad e ilusiones en proyectos. Es victimista el que critica a todo y a todos, especialmente a los gobernantes, en lugar de dedicar las mejores energías a crear un mundo mejor, de modo que la crítica no sea inoperante sino parte de un diagnóstico que lleve a un plan de acción real: poner nuestro granito de arena, algo que nos comprometa, sin que nos pare ese veneno paralizante del victimismo.
«Podremos mantener un tono vital óptimo a pesar de la crisis. Y con sentido del humor. Que todos los problemas del mundo caben dentro de una sonrisa»
Vivir el presente es lo mejor, siempre, también en tiempo de coronavirus. Es disfrutar del momento, procurar el estado de flow (de entusiasmo en lo que hacemos), lo que nos da esa superación ante los remordimientos del pasado (no podíamos hacer otra cosa, pues gracias a esos errores tenemos la experiencia de hoy) y los miedos del futuro (que nos paralizan y angustian). Así se elimina todo estrés. Fijar la atención en lo que hacemos en el instante presente nos enriquece mucho, personalmente y con nuestra aportación a la colectividad.
Así, el antiguo paradigma ha cambiado, comenzando por nuestro mundo emocional, que se ha comparado a un caballo que puede llevarse controlado, o bien sin control, desbocado que nos lleva donde no queremos. Es difícil el equilibrio, aquietar las pasiones que tiran a veces más de lo que quisiéramos, en medio de un mundo de sensaciones efímeras, apariencias de cartón repintado que nuestra sociedad valora como lo que cuenta: poder, dinero y fama. Confundimos el placer con la alegría, lo superficial con lo profundo. Todo esto es así. Pero no es todo. Este tiempo de pandemia nos ha hecho ver que hay algo mucho más profundo.
En resumen: Con todo eso, podremos mantener un tono vital óptimo a pesar de la crisis. Y con sentido del humor. Que todos los problemas del mundo caben dentro de una sonrisa.
Un video cortito sobre como gestionar los pensamientos: https://youtu.be/XNh_hluJOgI